miércoles, 12 de octubre de 2016

MARÍA ESCUCHÓ LA PALABRA DE DIOS Y LA GUARDÓ


(Lc 11,27-28)
María no es solo bienaventurada y llena de Gracia por ser la Madre de Dios, sino que es la primera criatura que recibe el anuncio del Ángel San Gabriel, enviado por Dios, para ser la Madre del Hijo, el Mesías y salvador del mundo, dando su Sí incondicional y sometiendose a su Voluntad.

María escucha la Palabra y la hace suya, la guarda celosamente en silencio dentro de su corazón y la cumple hasta los pies de la Cruz. María es el ejemplo primero que siempre se le ocurre al Hijo cuando recibe un piropo o un aviso de la cercanía de su Madre. María es la primera en cumplir la Voluntad del Padre de una manera incondicional, decidida, voluntaria y humilde: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) fue un asentimiento de fe que abrió todo un mundo de salvación. 

Ya había sucedido en otra ocasión algo parecido, y Jesús vuelve a poner a su Madre como ejemplo: Esta bienaventuranza de la Palabra nos recuerda también aquel otro pasaje evangélico, en el que Jesús llama familiar suyo a todo el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8,21).

María es Madre y ejemplo para todos sus hijos, y nos anima a recorrer el camino junto a ella en silencio, guardándonos de no caer en tentación y de perseverar unidos en el Espíritu Santo, perdonándonos y escuchándonos y, sobre todo, esforzándonos en escuchar la Palabra de Dios para ponerla en práctica.

Pidamos, por intercesión de la Virgen, nuestra Madre, que sepamos mantenernos unidos aceptándonos con humildad y reconociendo nuestras limitaciones, nuestros fallos y pecados sabiéndonos perdonados misericordiosamente por nuestro Padre Dios.

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