sábado, 9 de abril de 2011

JESÚS ES DIFERENTE (Jn 7, 40-53)

¿Es que de Galilea va ...
Y todo sigue igual. Hoy JESÚS, que vive entre nosotros, produce el mismo efecto: Unos se admiran de sus Palabras y otros le rechazan. Unos experimentan que jamás nadie ha hablado como ÉL, y otros, desorientados, tratan de acallarlos y de quitarle del medio.

Porque sus Palabras molestan, no dejan indiferente a nadie, hablan de verdad, son sinceras, responden a las ansías y esperanzas de los hombres, son diferentes. "Jamás nadie ha hablado así". No son Palabras huecas, llenas de soberbia y falsedad. ÉL es la Verdad, y su modo de comportarse y decir refleja este hecho. ¡Es realmente el HIJO de DIOS!

Y si esto lo decimos en cuanto a sus Palabras, cuanto más a sus obras llenas de caridad, de atención y servicio a los más desposeídos y pobres. Sus obras provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la murmuración, el odio... JESUCRISTO hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los hombres, especialmente hacia los más necesitados.

Hoy como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de contradicción”, porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros, imitando y siguiendo a JESUCRISTO, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de la caridad y del cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son capaces de comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre».

Perdona mi osadía de creerme ya acabado,
perdona mi necedad de sentirme ya
de los tuyos, y dame, SEÑOR un
corazón nuevo que sepa,
cada día más, estar
cerca del hombre. Amén.

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