miércoles, 3 de marzo de 2010

PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS POR EL PADRE JESÚS.


- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

II. Las vías de acceso al conocimiento de Dios

34 El mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer principio ni su fin último, sino que participan de Aquel que es el Ser en sí, sin origen y sin fin. Así, por estas diversas "vías", el hombre puede acceder al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo, "y que todos llaman Dios" (S. Tomás de A., s.th. 1,2,3).

Meditación:

    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    II.Las vías de acceso al conocimiento de Dios 34

Tú naces, vives y mueres. Los hijos de los hombres, nacen, viven y mueren; ninguno es Dios.

La tierra se transmuta y dicen que hay manchas negras en el sol; ¿entonces? ¿Qué es lo que perdura? ¿Quién está siempre vivo y siempre igual para que, siendo así, sea el que es y sea para siempre: Dios. Sólo Dios vive, vivió y vivirá; y el mundo y las personas tienen vida por la vida de Dios.

Busca a otro dios que sea Dios y no hay. Sólo hay un Dios: Dios Creador.

Acepta la verdad, y la verdad te hace libre para continuar por las vías de la fe.

El hombre necesita de que algo o alguien lo hiciera y lo siga conservando en vida, cuando tantas especies se pierden, ¿Por qué el hombre es hombre?
Por ser a imagen y semejanza de Dios, de ese Ser creador; por eso el hombre crea y avanza en su perfección humana, se regenera la tierra para beneficio del hombre, que no puede hacer llover cuando quiere sino cuando Dios lo permite.

Que sea el hombre conocedor de si mismo, y verá que es semejante a Dios, y más se parece a Dios, cuando es bueno y obra el bien, siempre por unión con el Sumo Bien, que es quien inventó y tiene dominio del bien. El bien es por y para que el hombre sepa que por si sólo no es bueno, que necesita de la Bondad para ser bueno, porque la misma Bondad le enseña el camino del bien, y la bondad solo puede ser una: Lo perfecto: Dios. Esa es la parte espiritual del hombre: su linaje de Dios: Hacer el bien siempre por conocer el Bien que es Dios.

Si un hombre por si sólo pudiera ser bueno y hacer el bien siempre, sería Dios, porque sólo en Dios no hay error; sólo en Dios todo está calculado para ser perfecto en materia Divina, que sacada de ella está la humana, la física, la que vemos en la creación de Dios, pero que no es de principal calidad porque el hombre muere y, si muere es que no es perfecto, y por no ser perfecto no es ¡el no va más!, no es lo mejor de lo mejor. Entonces el hombre, aunque sale de Dios por la materia física que salió del barro de la tierra, sólo es por el hálito de Dios, que le da vida interior y física, perfecto en su imperfección de ser sólo semejante a Dios.

Busca el hombre a Dios en si mismo, porque es lo que conoce, a sí mismo; sabe que existe, porque se conoce y se trata consigo mismo, pero puede el hombre conocerse y tratarse por ser semejante a Dios, que se relaciona con el hombre y deja rastro de su contacto con el mismo hombre, que busca desesperadamente quién lo creó, quién lo amó en la cuna de su nacimiento: Dios, que lo puso allí, por su pensamiento y la acción de una voluntad tan poderosa que puede dar vida a los muertos como hizo Jesús, Dios. ¿Quién más resucitó a los muertos? Nadie, sólo Dios Hijo, por la voluntad del Padre y por Su Nombre: Jesús, hijo de María Virgen y de Dios mismo, y siendo Dios, puede dar vida a los muertos en el físico y en el alma del hombre que recuerda a Dios desde el momento que busca la bondad y la halla en hacer el bien, como pide Dios en el Evangelio: unido a Él, por Su mismo Nombre: Jesús.

Cuando tú desees ser bueno, buscarás la Bondad y hallarás a Dios en ella, porque Dios es el Sumo Bien.

P. Jesús


Mi comentario:

Si observamos en lo más profundo de nuestro ser sentimos el deseo de hacer cosas buenas. Hasta el hombre más sanguinario y retorcido desea hacer cosas buenas, o mejor, ama el bien y la justicia y aun deseándolo hace lo contrario, el mal. Pablo de Tarso experimentó eso: "sentía deseos de hacer el bien e, incoherentemente, hacía el mal. "Hago lo que no quiero y no hago lo que quiero. Esa es nuestra cruz y nuestra lucha: ir contra corriente y contra nuestra naturaleza humana egoísta. Amamos, pero equivocadamente pensamos que queriéndonos a nosotros mismos seremos felices.

Sin embargo, paradógicamente, la felicidad no la encontramos por ese camino. Cuanto más nos amamos a nosotros mismos, más nos alejamos de ser felices. Y eso es algo que todos hemos experimentados. Sólo en la renuncia, en la entrega y servicio a los demás encontramos pepitas de felicidad que nos hacen sentirnos lo que realmente somos: hijos semejantes a DIOS.

Somos semejantes porque sentimos y queremos ser perpetuos, es decir, estamos llamados a la eternidad. No nos conformamos con ser felices temporalmente, queremos ser felices eternamente, y en eso nos parecemos también a nuestro PADRE DIOS. Por donde quiera que nos miremos no podremos negar que somos hijos del PADRE ETERNO y como tal, eso queremos ser. Y nuestro PADRE quiere también que lo seamos: "Sólo depende de nosotros, ÉL nos espera".


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