jueves, 15 de marzo de 2018

EL PADRE, EL MAYOR GARANTE

Resultado de imagen de Jn 5,31-47
Jn 5,31-47
No podía ser de otra manera. Para un testimonio divino, una Persona divina. Es el Padre quien da testimonio de su Hijo y lo envía a revelarnos su Amor. Ya en el Jordán, el Padre presenta a su Hijo y nos manda a que le escuchemos. No viene Jesús por su cuenta, sino que las obras que hace mandadas por su Padre son las que dan testimonio de Él.

No resulta cuando escuchemso a alguien hablando bien de él. Nos resulta sospechos y muy poco humilde. Inmediatamente nos viene al pensamiento, ¿qué va a decir de sí mismo? Por eso, Jesús, deja claro que su testimonio viene del Padre: Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis.

El garante de Jesús es el Padre, porque todo lo hace en y por el Padre. Ha sido enviado por el Padre y todas sus obras dan testimonio de Él. No hay vuelta de hoja, pero, erre que erre, el hombre sigue incrédulo y obstinado, cegado por las luces caudcas de este mundo que no le dejan ver esa felicidad que busca y que él mismo esconde en su interior. Porque, dentro de ti está la fuente viva de amor de la que brota esa felicidad que tanto ansías y buscas, pero, cegado por las luces de este mundo te impides ver claro donde está tu tesoro.

Todo lo que nos sucede es absurdo, porque leemos las escrituras y no nos damos cuenta que hablan del Señor, de Jesús que es el Rostro de Dios. Las últimas frases del Evangelio de hoy son muy claras y nos vendría bien reflexionarlas y tratar de darle respuesta en nuestras vidas: «Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.