miércoles, 28 de febrero de 2018

UN CAMINO OPUESTO AL DEL MUNDO

Resultado de imagen de Mt 20,17-28

Si vives al ritmo que marca el mundo sabes que la gloria es tu meta. Porque, todos los que siguen el paso que el mundo les señala persiguen el éxito, la fama, honor y gloria. Y eso supone poder, riqueza, fama y reconocimiento. Y exige lucha sin miramientos de persona o cosas. Yo primero, y después los otros, aunque para ello haya que excluir o marginar a los que se interpongan en el camino.

La máxima está clara, "yo primero, y luego, si queda algo, tú". La persona queda relegada al éxito del otro. Eso empieza a explicar lo de Lampedusa, las pateras, las emigraciones por encontrar un lugar donde tener acceso a una vida en más igualdad y derechos. Derechos que nos vienen dado, no por lo que quiera el mundo dar y conceder, que no son iguales para todos, sino por la dignidad de ser hijos de Dios. Para todos la misma dignidad.

Jesús sube a Jerusalén, y allí le espera su Pasión y Muerte. El mundo no acepta la buena Noticia de salvación. Y si la acepta la quiere a su medida, no como Jesús, en nombre del Padre, se la presenta. El hombre se resiste a ser hermano del que tiene a su lado. Quiere ser más y aboga por la individualidad, el poder y la riqueza. Quiere imponer su ley por la fuerza y el poder. Y esclavizar al otro para que le sirva. Así anda el mundo. Es el reflejo de lo que vemos y vivimos.

Hay muchos marginados y excluidos. Da la sensación que no sirven para nada; no producen y, por lo tanto, sobran. Así que no sorprenden que los dejen morir en el camino de su propia huida. El mar se llena de cadáveres y el mundo no parece inmutarse ni poner solución. ¿Qué está pasando? Lo de siempre, el camino del mundo es un camino erróneo. Un camino de perdición y de muerte.

Jesús nos propone servir y tomar el camino de la humildad y el servicio. Buscar el primer puesto empezando por el último. Es decir, una actitud de esclavo ante la actitud de arrogancia y poder. Una actitud, no tanto como los hijos del Zebedeo que absorto en el poder y los títulos piden a Jesús estar a su derecha e izquierda, seducidos por el poder del mundo, sino disponible a la generosidad, el servicio y la caridad.

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