martes, 21 de noviembre de 2017

¿QUIERES SER HERMANO DE JESÚS?

Mt 12,46-50
Tu palabra cobra vida y fertiliza la tierra de tu corazón dando hermosos frutos cuando coincide con tu vida. Se mantiene en silencio, pues no le hace falta activarse. Se guarda para otras posibles y más arriesgadas tareas. Tu ejemplo basta. Lo dice todo, y convence. Llega al corazón. No hace falta más. Simplemente das vida y comunicas vida cuando tu ejemplo, hecho vida, hace presente la Palabra de Dios.

Nos ocurre eso. Gastamos nuestro tiempo en buscar métodos, estrategias y diversas formas de evangelizar, y nos quejamos de su ineficacia y de sus frutos. Y un simple ejemplo de vida amorosa y de compromiso con el prójimo, derrumba todo nuestro afán de metodología y estrategia. Y llega al corazón e irrumpe el lloro y agradecimiento. Y todo porque la palabra que tú predicas la has hecho coincidir con tu vida.

Eso es lo que Jesús ha querido destacar hoy en el Evangelio. Su Madre, sus hermanos, sus amigos son todos aquellos que cumplen la Voluntad de su Padre. Por lo tanto, si quieres ser hermano y amigos de Jesús trata de conocer la Voluntad de su Padre y llevarla a la práctica de tu vida. Y déjate de pamplinas y de tanta metodología, estrategias y reuniones. Más oración y eficacia.

Una cosa quiero aclarar. No estoy diciendo que las reuniones, metodologías y estrategias no hacen falta. Todo lo contrario. Son muy necesarias. Vitales, diría. Pero, no puedes quedarte en eso y hacerlo el centro de tu vida y tu proclamación. La acción y el riesgo de tu aventura por amar están dirigidas por el Espíritu Santo, y, muchas veces, están fuera de la estrategia, metodología o reunión. Es el Espíritu Santo quien sopla, quien dirige y quien impulsa, y siempre teniendo en cuenta que el destinatario de tu amor es el pobre, el desvalido, el alejado, el necesitado...

Y que mejor ejemplo que el de María, la Madre del Señor. Ella fue el eje de la comunidad desalentada, perdida, confundida, temerosa y hasta huida. Ella sostuvo la firmeza de sostenerse unidos en la fe y en la esperanza. Ella es la primera en guiarnos a seguir a su Hijo y cumplir la Voluntad del Padre. Ella es nuestra Madre y nuestra hermana. La primera después del Hijo.

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