domingo, 26 de noviembre de 2017

EL MOMENTO MÁS ESPERADO

Mt 25,31-46
Todo en nuestra vida debería estar en función de ese momento glorioso y esperado que se concreta en la segunda venida del Señor. No hay meta mayor ni mayor aspiración que tenga el hombre, porque es ese momento la hora donde el hombre se juega su felicidad y gozo eterno. Mejor, diría que ya se lo ha jugado durante el trayecto de su vida, porque si la ha gastado en amor, la habrá ganado. Pero, si la ha gastado en las cosas y seducciones del mundo, la habrá perdido.

Es el momento más emocionante de nuestra vida. ¡Dios mío, tenerte delante será algo inimaginable que no sé como podré soportar! Sé que por tu Gracia todo será para bien, pero tengo miedo de encontrarme a la izquierda tuya, porque eso traerá malas consecuencias. Yo, Señor, quiero estar a tu derecha. Mi vida, a pesar de mis debilidades y pecados, la quiero para Ti, y me esfuerzo en vivir en tu Palabra y tu Amor. Dame la fortaleza y la sabiduría de vencerme y de entregarme a servir a los necesitados, a los descarriados, a los que están alejados y a todos los que te buscan y necesitan.

Nada de lo que haga será válido si no lo hago por amor y con amor. Tengo que amar y necesito amar. Pero, ¿soy yo capaz de amar sin Ti, Señor? Enciende mi corazón y préndelo del fuego de tu amor, para, que de esa forma pueda yo también prender a otros y contagiarlos de tu Amor. Dame, Señor, la oportunidad de servir a los que lo necesiten, y, para ello, fortaléceme, lléname de voluntad y sabiduría para dar respuesta y concreción a todo eso que Tú me vas a pedir en el momento final de mi vida.

Porque, yo, Señor, quiero estar contigo. Nada de esta vida me interesa, a pesar de que tengo un corazón humano y apegado a las cosas de este mundo, Tú, Señor, eres la prioridad. Confieso que en algunos momentos me cuesta y puedo hasta fallar, pero, Tú sabes que mi intención es la de darte a ti toda la prioridad. 

Es verdad que, a veces, puedo equivocarme y no saber qué hacer. O hacerlo equivocado. La parábola del samaritano lo dejas ver bien. A veces las obligaciones hay que dejarla ante la prioridad del amor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.