miércoles, 25 de octubre de 2017

REALMENTE, ¿A DÓNDE VAMOS? ¿Y ESTAMOS PREPARADOS?

Lc 12,39-48
Recuerdo que cuando pequeño, en mi tiempo, se oía mucho lo de, "Dios te castiga e irás al infierno"; "no hagas eso porque Dios te castiga". De alguna forma, aunque no la adecuada, te ponían en guardia y te avisaban que habían cosas que podías estar haciendo mal y Dios te esperaba. Afortunadamente, eso no es así y con el tiempo ha ido corrigiéndose. El Dios creador y el de la Alianza es un Dios lleno de Amor y Misericordia, y eso nos llena de esperanza y alegría.

Pero, será un error quedarnos con esa imagen, quizás algo torcida o desviada. Un Dios que perdona todo y que no exige nada. Es de sentido común que eso no es así. Dios exige unos mandatos. Para eso te ha hecho libre, para que tú puedas decidir y elegir el camino. Un mandato que contiene todo lo demás, porque quien se esfuerza en amar se exige un buen comportamiento que se apoya en la verdad y la justicia.

Y quien navega en esa dirección está siempre sosteniendo su nave en buen rumbo y con buena intención. Luego, en esa actitud coincides con ese administrador que hoy nos dice Jesús en el Evangelio: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles».

Es la segunda actitud, la del siervo que, viendo que su amo tarda, se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber... Es esa la actitud que debemos desterrar y deponer, y tomar la otra, la de estar preparado viviendo el mandato del amor. Porque, el Señor, no nos avisará y vendrá cuando menos lo pensemos. Por lo tanto, estemos atentos y preparados.

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