jueves, 5 de octubre de 2017

EN LA TIERRA DE DIOS

Mt 7,7-11
Nada nos pertenece porque todo ha sido creado por Dios. La tierra nos la ha dado Dios poniéndonos en ella y sacándonos de ella -Gn 2, 7-. Hizo de la tierra un vergel y se la dio al hombre para que la administrara. Hoy es un día en el que recordamos de forma especial ese regalo de Dios - día de acción de gracia- y levantamos nuestras miradas hacia Él para, sintiéndonos agradecidos por todo lo recibido, darle gracias.

Sin embargo, esta santa costumbre y tradición se ha ido diluyendo con el tiempo al sentirse el hombre fuerte e independiente. Los avances técnicos le han permitido someter el campo y dominarlo mejor. Experimenta el hombre que ya no tiene que estar tan pendiente de Dios para conseguir la cosecha de la tierra, y se olvida de Dios. El hombre corre el peligro de divinizarse y apartarse de Dios, llegando a pensar que ya no le necesita. 

No hace falta darle muchas vueltas a este pensamiento porque lo tenemos delante de nuestros ojos. El mundo le da la espalda a Dios y se apodera de lo que no le pertenece. En ese contexto, nuestro Señor Jesús nos recuerda que Dios siempre está pendiente de nosotros y nos invita a mirar hacia Él y a pedirle con confianza y fe. 

Porque, el hombre, a pesar de su auto-suficiencia, experimenta su necesidad y dependencia de Dios. Le necesita y lo sabe. La vida se le escapa y su deseo de felicidad y eternidad no lo consigue en este mundo, a pesar de sus avances y adelantos tecnológicos. Detrás de todo eso se abre un vacío y el abismo. El hombre debe despertar y nunca olvidar que todo lo que recibe le viene de Dios. 

Y, el Señor, nos lo recuerda hoy en el Evangelio: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!».

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