sábado, 21 de octubre de 2017

APOYADOS EN EL SEÑOR

Lc 12,8-12
Sería absurdo emprender el camino contra corriente sin la seguridad y protección del Señor. El camino de seguimiento al Señor es un camino duro y lleno de obstáculos. Nos lo ha dicho Él desde el principio y su Vida así nos lo ha demostrado. Sólo describir su Pasión deja todo muy claro. 

Nosotros, los que creemos en Él y queremos seguirle debemos emprender el mismo camino, y no lo lograremos sin Él. Nuestras fuerzas, limitadas y débiles, heridas por el pecado, sucumben ante la seducción que el mundo nos presenta. Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo para salir victorioso de esa prueba, porque con Él seremos invencibles.

Hoy, el Evangelio, nos habla del compromiso de Jesús con todos aquellos que se declaren a favor de Él, y que arriesguen sus vidas por defenderle:  En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios».  Y eso significa que no estamos solos. Nos lo ha dicho muchas veces, pero hoy da la cara por nosotros. Sabernos defendidos por el Señor es algo que nos da mucha alegría y nos llena de fuerza y poder para continuar entregándonos sin condiciones en la medida de nuestras posibilidades.

Es gozoso sentirte defendido por Jesús. Su Palabra y su presencia nos llena de su Gracia y nos fortalece para emprender la misión encomendada. Pero, también nos advierte de lo contrario. Si miramos a otro lugar, si, obedeciendo a nuestros miedos y temores, deponemos nuestra lucha y abdicamos ante las seducciones que el mundo nos ofrece, estamos perdidos. Nos quedaremos sin defensa del Señor y a merced del príncipe del mundo.

También nos aclara que el pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado, porque sin Él no podremos salvarnos. Y es que no dejarle entrar en nuestros corazones significa rechazarle y ponernos en manos del mundo. Sería renunciar a la fuerza que nos ayuda a la lucha de cada día contra el mal. Esa fuerza que recibimos en el día de nuestro Bautismo.

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