martes, 29 de agosto de 2017

JUAN PREPARA LA LLEGADA DE JESÚS

Mc 6,17-29
La vida de Juan el Bautista no tiene sentido sin Jesús. Toda su vida está pensada para preparar la llegada del Mesías. Desde el vientre de su madre, santa Isabel, Juan manifiesta la exultante alegría saltando ante la visita de María, la Madre de Jesús, a su madre. Ya, desde el vientre materno, proclama que ese que va a nacer es el Señor, el Mesías enviado.

Y toda su vida es un prepararse para la hora de la llegada del Mesías prometido. Proclama la libertad que nos hace libres para servir, no para servirnos. Proclama la liberación de todas nuestras esclavitudes que nos someten y nos hacen prisioneros de nuestras apetencias y apegos. Él, siendo encarcelado, siempre fue libre, y entregando su vida por la Verdad, alcanzó su plena libertad.

Juan dedicó toda su vida en relación con Jesús. Su misión de preparar el Reino de Dios con la venida del Mesías no fue buscar ningún antídoto para protegerse de las amenazas a las que era sometido, sino a compartir su propia pasión con la Pasión que Jesús iba a padecer voluntariamente como remisión y salvación de todos nuestros pecados. Y eso debe quedarnos muy claro en nuestro camino de seguimiento al Señor.

Proclamar su Palabra, no es ningún antídoto para vivir mejor o salvarnos de los peligros y amenazas, sino para ofrecernos a compartir con Él su Pasión y ser liberados y salvados de nuestros pecados. Juan fue, no sólo precursor de su venida, sino que también le precedió en la muerte, ofreciéndola martirial, como signo de fe y entrega a la misión para la que había sido designado.

Descubramos con verdadera fe y esperanza nuestra amistad con el Señor, y, a pesar de que la vida se nos presente llena de peligros y amenazas, sepamos que muriendo en, con y por Xto. Jesús, también con Él resucitaremos.

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