lunes, 26 de junio de 2017

LA TENTACIÓN DE JUZGAR

(Mt 7,1-5)
Siempre estamos tentado a juzgar a los demás. Y pocas veces nos lo hacemos nosotros mismos. Reflexionar sobre nuestros actos nos vendría muy bien, y evitaríamos caer en la tentación de juzgar a los demás. Porque esa es la medida con la que seremos también juzgados nosotros.

Pensar que, tal y como yo juzgue, así también seré juzgado yo. Da escalofrío y ayuda a ser más tolerante y misericordioso. Porque, son Palabras de Jesús: Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».

No se trata de opiniones subjetivas o pareceres según lo interpretamos. Son Palabras del propio Jesús, que nos descubre nuestra misericordia y nos anima a aplicarla con respecto a los demás. Y es que nuestra misericordia está en estrecha relación con nuestro perdón. Y, ambos están contenidos en el amor. Porque quien no ama no puede ser misericordioso, y menos, perdonar.

Sucede que ves con claridad y prepotencia la brizna del ojo de tu prójimo, pero no adviertes la viga que tienes en el tuyo. Y esa ignorancia te empuja a atreverte a juzgar a los demás y a exigirle corrección sin ofrecerle el perdón y la misericordia. Sin embargo, lo pide y lo exiges para ti. Nos vendría bien recordar la parábola del rey que quiso ajustar cuentas con sus súbditos - Mt 18, 23-35 -, porque, muchas veces esgrimimos que estamos cansados de perdonar, pero no advertimos que Dios nos perdona todos los días.

Hagamos el esfuerzo de mantenernos pacientes y misericordiosos respecto a las situaciones y actitudes del prójimo, porque, antes de atrevernos a juzgar, pensemos que también nosotros seremos juzgados de nuestras faltas y pecados.

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