sábado, 6 de mayo de 2017

FE Y PERSEVERANCIA

(Jn 6,60-69)
La promesa se cumple. En la primera lectura - Hch 9, 31-42 - Pedro, por obra y Gracia del Espíritu Santo, cura a Eneas, un paralítico, y resucita a Tobita, una discípula cargada de buenas obras. La Iglesia está en marcha y continúa esa labor encomendada por el Señor.

No es cosa nueva. Muchos abandonan el camino. Se resisten y no creen. en sus cabezas no caben las palabras que Jesús les dice. No entienden e ignoran que son humanos, y la carne no sirve para nada. Se corrompe y muere. Es el mundo al que nos abrimos y en el que morimos. La carne es camino de muerte. Sólo el Espíritu da Vida. Vida Eterna. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.

Necesitamos hacernos niños y abrirnos al Espíritu de Dios. Sólo así alcanzaremos la Misericordia del Señor en nuestro Señor Jesucristo. Por eso, Jesús nos dice: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre».  Y hoy ocurre lo mismo. Muchos cierran sus oídos y sus mentes, y endurecen sus corazones alejándose del Señor. Y otros son indiferentes a su Palabra. No nos debe de extrañar que a nosotros nos ocurra igual.. Nuestra palabra no es aceptada, y cuando les hablamos de Jesús somos rechazados.

Quizás, no somos lo más adecuado para predicar, pues nos reconocemos pecadores, pero no predicamos de nosotros, sino que presentamos al Señor y su Palabra. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y es el Perfecto, el Predilecto y el Enviado. El Pan que da la Vida Eterna. 

Hagamos el esfuerzo de abrirnos a la Gracia, y a la acción del Espíritu Santo, y a poner nuestros corazones en sus Manos, para que Él los transformes en unos corazones suaves y limpios. Capaces de servir y amar.

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