sábado, 4 de marzo de 2017

TU MISERICORDIA, SEÑOR, ALCANZA A TODOS

(Lc 5,27-32)
No tendríamos ninguna posibilidad de salvación sin tu Misericordia, Señor. Por ella alcanzamos el perdón de nuestros pecados y por ella, encontramos la salvación eterna. Estar agradecidos, por esa oportunidad misericordiosa, es Gracia que no merecemos y por la que debemos alabar y glorificar al Señor.

Las Palabras que nos dedica hoy el Señor en el Evangelio, son Palabras de misericordia y perdón. Nos dice:  «Sígueme». ¿Yo, un pecador indigno de mirarte, me dices que te siga? ¿Yo, qué cada día dejo mucho que desear y que no doy la talla de lo que Tú, mi Señor, me pides? ¿Yo, qué cada día recibo tentaciones que amenazan mi fidelidad hacia Ti? ¿Yo, qué más que darte alegrías te doy decepciones y tristezas? ¿A mí, Señor, también me llamas? 

Gracias, Dios mío, porque te fijas en los pecadores, en los enfermos, en los que nos sentimos necesitados de tu Misericordia. Gracias, Dios mío, porque despiertas en mí deseos de amar y ser misericordioso, como el Padre, con los demás. Gracias, Dios mío, porque la misericordia abre mi corazón al perdón y al amor, y experimento gozo y paz.

Señor, Tú sabes quien soy. Aunque quiera no te puedo engañar ni sorprender, ni tampoco esconderme. Conoces toda mi vida y mis pecados están delante de Ti. Tu vista lo alcanza todo. Y, me sorprendes a cada instante de mi vida, porque no me reprochas ni me rechazas. Al contrario, mi abres tus Brazos y me das tu Bendita Misericordia. ¡¡Gracias, Señor!!.

Yo también, como Mateo, quiero invitarte a mi humilde casa, y, humildemente hacer una fiesta de alegría y de agradecimiento. Quiero compartir con todos mi gozo y alegría por tu Amor. Transforma mi corazón para imitarte, Señor, y actuar como Tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.