jueves, 9 de febrero de 2017

LA FE NOS SALVA

(Mc 7,24-30)
Se me pone los pelos de punta cuando leo este Evangelio y también otros donde la fe es la protagonista. Y digo que se me ponen los pelos de punta porque me pregunto: ¿Y me fe? Ya Jesús nos dice en Jn 14, 12., y no hay excusa. Se trata de creer en Jesús y todo lo demás vendrá por añadidura. Y suceden esas cosas con personas que incluso son paganas.

Una mujer sirio fenicia que cree que el Señor la curará. Y tanto que lo cree que persiste e insiste. Y a la respuesta de Jesús no se da por vencida sino que reclama, por decirlo de alguna manera, sus derechos de ser hija de Dios. Porque hemos sido creados por Dios, y Dios no abandona su creación y a sus criaturas.  Y confiada. Me atrevería a decir, iluminada por el Espíritu, que ve su perseverancia, su insistencia y como se agarra a su última esperanza, responde: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños».

Te quedas ensimismado, perplejo, aturdido, emocionado. Pierde en sentido y la noción del tiempo al comprobar como la fe logra la respuesta del Señor. Como a la fe el Señor se somete y otorga su Amor. Podemos pensar que el Señor quería hurgar en la fe de aquella mujer y ver hasta donde llegaba su confianza en Él. Y Jesús, el Señor, no regatea ni la hace esperar:
                                                              Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido. Es decir, porque has creído se te concede lo que pides. ¿Es nuestra fe así?

Es hermoso y conveniente medita y reflexionar sobre el alcance de nuestra. Porque todo cambia y nuestro corazón empieza a transformarse desde el instante que crees firmemente que estás salvados si crees que Jesús, el Señor, en el nombre del Padre, te puede salvar. Se hace la luz en tu corazón y todo se transforma. La alegría y el gozo te invade y hasta experimentas que el tiempo se detiene y se hace eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.