viernes, 20 de enero de 2017

LA ELECCIÓN QUE NOS ASUSTA

(Mc 3,13-19)
Tenemos miedo responder que sí, y de entregarnos sin condiciones, tal y como Dios nos quiere y nos llama. Porque no hay excusa ni justificación. Él nos lo ha dado todo y de manera gratuita, sin pedirnos nada a cambio. Y nos pide a nosotros lo mismo. Pero, previamente, nos ha dotado, también gratuitamente, de todo lo necesario para responderle de esa misión que nos ha encargado.

Y no es fácil descubrirla, pero tampoco difícil. Digamos que se necesita estar atento, vigilante y dispuesto a ir dejando lo que entendemos que no debemos hacer y que son apetitos, apegos, comodidades y egoísmos. Digamos que tú sabes cuándo actúas bien y cuando no. Al menos te quedas en duda y no muy conforme. Digamos que hay señales que nos indican lo que Dios quiere de cada uno de nosotros y que también nuestra conciencia nos descubre.

Estar atentos es seguir cada día la Palabra de Dios e ir, en estrecha relación con el Espíritu de Dios, que habita en nosotros desde nuestro Bautismo, dialogando y conociendo lo que Dios quiere de forma concreta de cada uno de nosotros. Iremos descubriendo nuestras cualidades y, sobre todo, poniéndolas al servicio del bien y para el bien de los demás. Entonces iras experimentando y sintiendo lo que Dios quiere de ti y para lo que te ha preparado.

Es posible que sientas cansancio. Muchos incluso se quedan por el camino. Les falta la constancia, la fe y paciencia, la perseverancia y, sobre todo, la esperanza. ¿Qué sacrificios entiendes que Dios te pide? Jesús, el Hijo de Dios, ya los satisfizo todos. Tú no tienes que pagar nada. Entre otras cosas porque tu sacrificio no paga nada. No tenemos talla ni capacidad para poder pagarle a Dios. Todo nos ha sido regalado.

Simplemente, tus sacrificios consisten en el esfuerzo de cada día en hacer lo que Dios quieres que hagas. Es decir, su Voluntad. Y su Voluntad es lo que te ha encargado. Ahí, donde estás, con esas cosas que quizás te cuestan, porque te gusta y desearías hacer otras, pero es esa la que conviene y la que tienes que hacer: "Hacer bien tu trabajo; atender a los tuyos lo mejor que puedas; escuchar, comprender, tener paciencia, soportar al que nadie soporta...etc. Esos son tus sacrificios, los que Dios te pide, y el tiempo dedicado a hablar con Él.

Sí, Dios también nos ha llamado a cada uno de nosotros. Y por nuestro nombre. Y está junto a nosotros, a tu lado y al mío. ¡¡Despertemos y respondámosle!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.