sábado, 17 de diciembre de 2016

EL ABAJAMIENTO DE JESÚS

(Mt 1,1-17)
Jesús no se abaja de palabra sino de verdad. Se hace humilde y pequeño, y su genealogía no es inmaculada, y no esconde su humanidad ni su lado bueno y malo. En ella, sus antepasados, hay de todo, desde santos a pecadores. Todo queda al descubierto. Es el Mesías encarnado, hecho Hombre y nacido en el seno de María, la Inmaculada, por obra del Espíritu Santo.

La realidad y el Misterio de la encarnación toman realismo y se hace presente en la vida del hombre. Jesús, tomando Naturaleza Humana se acerca a nosotros para darnos testimonio de su amor, y lo hace desde la convivencia con los hombres de su época y con el amor de sus obras y compromisos. Todo tal y como la Voluntad del Padre le ha mandado.

Jesús nace sin ruidos, sin aspavientos y humildemente. Jesús nace pobre y vive entre y para los pobres. Porque sólo los humildes y pobres podrán entenderle. Ahora toca prepararnos y nuestra preparación pasa por revestirnos de humildad y abajarnos hasta el punto de hacernos esclavos del amor. Y experimentamos, Señor, que sin tu Gracia no seremos capaces de revestirnos y nacer de nuevo a una vida limpia de pecado. 

Por eso, animados por la esperanza de tu venida, queremos pedirte fortaleza y voluntad para abrirnos a tu Gracia y responder con nuestro testimonio de vida a nuestro compromiso de Bautismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.