sábado, 15 de octubre de 2016

¡¡REVELAME, SEÑOR, AL PADRE!!


Así es, Señor, porque sólo Tú conoces al Padre y a quienes Tú nos lo quieras revelar. Por eso, Señor, quiero, primero estar a tu lado, y, segundo, aprovechar esa cercanía para conocerte mejor, hasta el punto de vivir a tu estilo y según tu Palabra. Porque, seguro, que contigo me llenaré de paz y sosiego, y la vida, aunque agitada y con mucho ruido, lograré serenarla, descansar y sentirme en paz.

Sí, sé, Señor, que no tienes donde reclinar tu cabeza, y que seguirte puede significar lo mismo. Se hace duro, pesado y cansino. Pero, también sé que en Ti y contigo está ese gozo y felicidad que busco. No se encuentra en otra parte. Mi Tesoro eres Tú, Señor, porque en Ti descansa el verdadero amor.

Creo en tu Palabra, Señor, y espero con toda confianza que sólo en Ti encontraré descanso y alivio. El mundo no esconde sino desasosiego y mentira, porque busca el poder, la riqueza y la ambición. Tú en cambio, Señor, eres manso y humilde de corazón y tu yugo se hace llevadero y tu carga ligera. Y aunque la cuesta de mi vida se me haga dura, elevada, de alta pendiente, sé y experimento que contigo puedo subirla y superarla, llenándome de paz y humildad.

Porque son los humildes y sencillos los que recibirán el verdadero conocimiento del amor del Padre revelado por Ti. Quiero, Señor, cargar con tu yugo y con tu carga, porque tu Palabra me las descubre suaves y ligeras, y yo creo lo que dices. 

Dame la fortaleza y sabiduría para, no sólo entenderlo, sino también experimentarlo y vivirlo llevándola a la vida de mi propia vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.