jueves, 30 de junio de 2016

EL PODER DE SERVIR

(Mt 9,1-8)

Quien tiene poder sobre la vida y la muerte, tiene poder para transformar y hacer lo que quiera. O, dicho de otra forma, nada le será imposible. Por eso, en esta ocasión, Jesús, después de perdonar los pecados y ante la incredulidad de la gente, cura al paralítico para que perciban esta realidad del poder de Dios y, por supuesto, de perdonar los pecados.

Esto, ocurrido hace ya siglos, ocurre ahora y, posiblemente, está ocurriendo en cualquier lugar del planeta. La gente duda, se resiste a creer y exige pruebas, ver y hasta conocer. Jesús irrumpe en la vida de los hombres para que, acercándose a ellos, le puedan conocer y escuchar su Palabra. Y la respalda con sus obras y milagros. De tal forma que en una ocasión llega a decir: "Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a Mí no me creáis, creed por las obras" (Jn 10, 37-38).

El hombre, alejado de Dios e indiferente a su Palabra, no valora lo espiritual. La Misericordia y el perdón no se ven, sino cuando son consecuencia del daño recibido. Y no son conscientes de haber ofendido a Dios. Y menos que Él pueda perdonarles. Y es que cuando el hombre se da cuenta de sus propias miserias, es cuando descubre la necesidad de ser perdonado y de acogerse a la Misericordia de Dios.

Por eso, reflexionemos sobre nuestra actitud ante el perdón y la misericordia, y pidamos tener un corazón humilde y contrito, capaz de ver y descubrir la necesidad de ser perdonados de todos nuestros pecados y experimentarlos agradecidos por la Misericordia de nuestro Padre Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.