lunes, 14 de marzo de 2016

TODO ENCUENTRA SOLUCIÓN Y RESPUESTA DESDE JESÚS, PORQUE ÉL ES LA LUZ

(Jn 8,12-20)


Encontramos que la justicia del mundo está en conflicto y contradicción. Si se detiene a una persona, existen y puede alegar muchas razones que le defienden y hasta le absuelven. Los mismos agentes del orden se ven impotentes y desconcertados ante los derechos de los ciudaddano ante la ley. Y eso es bueno por un lado, pero confunde y desconcierta por otro, pues les desorienta ante su propia actuación.

La pregunta que se presenta es: ¿Para qué detener a una persona, pues no sabemos qué ocurrirá con ella, si es culpable o no? Por otro lado, tampoco es bueno imponer, avasallar y aplicar la dictadura de la ley sin dejar la posibilidad de defenderse. La situación es difícil y se nos escapa de las manos. Entonces, ¿qué hacer? Y aparece la esperanza de apoyarse en la Verdadera Luz que alumbra al mundo. 

En Jesús encontramos respuesta a todas esas preguntas. Pues mirándole y observando su forma de actuar, damos solución a todos estos problemas. Hoy muchos le rechazan porque su testimonio, dicen, no es veraz, pero Él nos replica diciendo que es la Luz del mundo, y que sabe de dónde viene y a dónde va: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado. Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el Padre, da testimonio de mí». 

Jesús es el Rostro visible del Padre invisible. Conociéndole a Él conocemos al Padre. Él nos enseña como es el Padre y el Amor que nos tiene y la Misericordia con la que nos trata y nos recibe. Quizás perdemos el tiempo tratándonos de dar explicaciones y justificaciones a muchas cosas imposibles de entender y que no caben en nuestra limitada razón. Oímos hablar de los espíritus y vivencias de personas que nos cuentan experiencias trascendentes y diálogos con espíritu. ¿No es eso, me pregunto, más difícil de entender que todo lo que nos dijo y enseñó Jesús de su Padre?

¿Y su Resurrección, no es suficiente prueba para depositar en Él toda nuestra confianza y nuestra fe? Pidámosle esa Gracia al Espíritu Santo.

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