lunes, 22 de febrero de 2016

PEDRO, LA ROCA ELEGIDA DONDE SE APOYA LA IGLESIA

(Mt 16,13-19)

Pedro es el elegido por el Espíritu de Dios para dar la respuesta verdadera a la pregunta de Jesús sobre lo que dice la gente de Él. Y al responder Pedro, iluminado por el Espíritu Santo, Jesús le responde diciendo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Desde ese momento el edificio de la Iglesia queda sustentado y apoyado en el Príncipe de los apóstoles, que goza de una Gracia Divina peculiar para realizar su misión. Francisco, el Papa actual, es sucesor directo de Pedro, y está asistido por el Espíritu Santo para que las puertas del infierno no prevalezcan sobre la Iglesia, y para que lo que ates en la tierra, quede atado en los cielos, y lo que desates, desatado.

Esta es la promesa de Jesús, que no da lugar a dudas y que todos los creyentes creemos sin reservas. Porque el Señor tiene Palabra de Vida Eterna. Y así la Iglesia, como no puede ser de otra manera, a pesar de las dificultades y ataques, tanto desde afuera como dentro, camina, guiada por el Espíritu Santo, desde la Ascensión del Señor hasta nuestros días. 

La Iglesia, en su misión, no puede fallar, porque está asistida por el Espíritu Santo para servir en verdad y justicia, buscando el bien y la salvación de todos los hombres. Recemos para que, el Papa, sucesor de Pedro, siga fiel a la acción del Espíritu Santo y demos gracias a Dios por tan grande regalo.

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