viernes, 5 de febrero de 2016

JESÚS NO PASA DESAPERCIBIDO

Mc 6, 14-29

Jesús no es un cualquiera ni pasa desapercibido. Su fama es notoria, y cuando alguien tiene fama debe ser por alguna causa. En el caso de Jesús se debe a la autoridad con la que habla y a sus muchas curaciones y milagros. Sin embargo, nadie sabe quién es o de donde viene. Muchos creen que es Juan el Bautista resucitado; otros que Elías, y otros, algún nuevo profeta.

La pregunta está en tu cabeza: Y tú, ¿quién crees que es Jesús? Porque eso es lo importante y lo que dará respuesta a tu vivir y actitudes. Sabemos que le había ocurrido a Juan Bautista por actuar en verdad y denunciar al rey Herodes su casamiento con Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Herodes lo había decapitado a manos de un verdugo.

Jesús se hace notar, y eso debe apercibirnos de que estamos delante de Alguien muy importante. Alguien que despierta inquietud en la gente que le oye y escucha sus palabras, o que son curadas por Él. Jesús no pasa desapercibido y nos invita al arrepentimiento, a la conversión y a creer en Él. Por lo tanto, fuera de todos esos acontecimientos, lo que queda es nuestra decisión y discernimiento. ¿Es Jesús un nuevo profeta, Elías o Juan Bautista?

Fuera de toda duda, Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías esperado, porque los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados y los muertos resucitan. Jesús viene, enviado por el Padre, a rescatarnos y a salvarnos del pecado. Es el anunciado por Juan Bautista, y por el que él da su vida anunciando la Verdad y la Justicia.

También nosotros estamos llamados a proclamar esa verdad, sin tapujos, sin oscuridades, sin miedos. Dispuestos a dar nuestras vidas por proclamar el Reino de Dios. Y es que cuando conocemos al Señor, no podemos defraudarle sino seguirle y esforzarnos en parecernos a Él.

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