martes, 11 de agosto de 2015

TU GRANDEZA HAZLA PEQUEÑA

(Mt 18,1-5.10.12-14

Se trata de no engrandecerte por todo lo que tengas y seas. Puedes ser alguien muy importante en el terreno deportivo, cultural, artístico, empresarial...etc., pero todas esas grandezas de poco te servirán si no tratas de empequeñecerla y ajustarla al bien y servicio de los que tienen menos.

Porque tú no tienes nada. Todo los has recibido por la Gracia del Señor, y si tienes esa habilidad para triunfar y tener éxito en cualquier campo de la ciencia, del deporte o del arte, te ha sido dada para que la compartas y la utilices en bien de los que han recibido menos o casi nada. Abre los ojos y mira alrededor y verás las necesidades que hay y que piden tu colaboración.

¿Acaso tienes tú más derecho que aquel niño que ha nacido en un país en constante conflictos y bajo una dictadura que los oprimes y los mata de hambre y sed? ¿Acaso son tus hijos mejores y con más derecho que aquellos niños militarizados y obligados a hacer la guerra? ¿Acaso tú te encuentras con más derecho que los cristianos que son perseguidos, torturados y asesinados?

Posiblemente somos unos privilegiados, pero llamados a colaborar por aliviar y liberar a esos hermanos que están padeciendo las consecuencias del mal de muchos hombres esclavizados por el Maligno. No se trata de mirar para otro lado, lamentar su mala suerte u olvidarnos de lo que sucede lejos de nosotros. Se trata de tomar conciencia y denunciar esos males y pecados para que sean corregidos y se instaure el Reino de Dios. Un Reino de justicia, de amor y de paz.

Y eso nos obliga a salir a buscar a las ovejas perdidas o descarriadas. Nos obliga a movilizarnos, tanto espiritualmente como poniendo los medios que podamos, económicos como de criterios y de concienciación para que las injusticias sean corregidas y los derechos respetados como verdaderos hijos de Dios. Porque todos somos hijos de Dios y con la misma dignidad y derecho.

Y en la medida que pongamos todo lo recibido en función del ayudar a establecer el Reino, ayudaremos a ir restableciendo un mundo mejor en justicia, derechos y paz. En esa medida iremos haciéndonos pequeños, poniéndonos a la misma altura que los marginados y desposeídos, y dando todo lo que gratuitamente hemos recibido, en favor de los que lo necesiten.

El Reino de los Cielos será para esos, para los pequeños, para los pobres, para los que pones su confianza en el corazón de Dios. Desmonta la escala de los valores del mundo y propone la sencillez y la humildad, esos, los que realmente viven el esfuerzo del hacer eso son los verdaderos hijos pequeños de Dios.

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