lunes, 11 de mayo de 2015

LLAMADOS A DAR TESTIMONIO

(Jn 15,26—16,4)


Ser cristiano es dar testimonio. Un cristiano sin testimonio deja de ser cristiano. Ocurriría igual en los enamorados. Un enamorado sin testimonios de amor no es enamorado, porque el amor necesita que se vea, y la novia, igual que el novio, necesitan que le expresen y le testimonien ese amor.

Por lo tanto, los sentimientos y la fe necesitas, no sólo confesarse sino también verse. Es lo que decimos con la expresión:  no sólo hay que ser, sino también parecer ser. El cristiano no se puede esconder, porque eso no sería coherente. No es cuestión de arrogancia ni de estar soplando a cada instante tu identidad cristiana, pero sí vivirla en cada circunstancia y acto que la vida te lo exija.

Por eso y para eso, no estamos solos. El Paráclito, el Defensor, que será enviado desde el Padre, dará testimonio del Señor, y nosotros  también lo daremos. Y lo daremos con nuestra vida, proclamando el amor que el Señor nos da y correspondiendo en los hermanos con ese mismo amor. No como nosotros hacemos, sino como hace Jesús. Amando incluso a nuestros propios enemigos, a eso que nos lo pondrán difícil y nos harán sufrir y padecer.

El Señor Jesús es nuestra referencia y nuestro modelo. Nos ama, y a pesar de todos nuestros rechazo e indiferencia nos espera con infinita paciencia tratándonos de contagiarnos de su Amor y Alegría, para que nosotros hagamos lo mismo. Necesitamos creerle y poner nuestra libertad en sus Manos. De Él la hemos recibido, pero nos la respeta y no nos impone nada.

Espera nuestra elección y confía en que sepamos descubrir donde se esconde la felicidad y la eternidad que buscamos. No está en este mundo sino en Él. Para eso ha venido, para darnos vida abundante y en plenitud. Y nos previene de lo que nos sucederá, porque, como le ocurrió a Él también nos ocurrirá a nosotros. Y nos lo dice para que nos acordemos de que nos lo había dicho..

Simplemente, Señor, danos la sabiduría de permanecer en tu Amor y no desfallecer a pesar de que el mundo nos diga lo contrario y las tinieblas nos envuelvan y nos confundan.  Porque desde el principio, como Tú nos dice, estamos contigo y queremos seguir estando.


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