lunes, 16 de marzo de 2015

¡CUÁNTO NOS CUESTA CREER!

(Jn 4,43-54)


Supongo que el pecado nos siembra dudas que originan desconfianzas que nos hacen dudar de la Palabra de Jesús. Porque no debería ser así. Porque Jesús no dice una Palabra que no la cumpla. Todo en Él se ha cumplido, y su vida da en cada instante testimonio de su Palabra. No hay motivo para tener la más mínima duda.

Sin embargo le pedimos pruebas y signos a cada momento. Y ponemos su Palabra en tela de juicio si no vemos signos que nos convenzan. Hoy es una de esas veces que le piden a Jesús que demuestre su poder. Dice Jesús: «Si no veis señales y prodigios, no creéis»

El Amor y la Misericordia que nos tiene el Señor es tan grande que a la insistencia y petición de aquel funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre». El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. 

Sin embargo la pregunta sigue en pie, ¿cuánto nos cuesta creer? El padre creyó cuando comprobó que coincidía la hora con la mejoría de su hijo. Igual nos puede pasar a nosotros. Creemos en Jesús si las cosas suceden como nosotros queremos.

¡Señor, perdona nuestra osadía y nuestra desconfianza! Transforma nuestro corazón en un corazón confiado, sencillo y humilde y, como tu Madre, danos la paciencia y confianza de guardar todas estas cosas en nuestro corazón y abandonarnos en Ti hasta la Cruz.

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