martes, 20 de enero de 2015

LA NECESIDAD DEL HOMBRE SUBORDINA A LA LEY

(Mc 2,23-28)

No está la ley para adorarla ni para cumplirla por encima de las necesidades del hombre. El hombre es el bien supremos de la creación, y todo debe estar sometido a su bien. Así lo ha querido Dios y así también se desprende de la lógica humana. Es de sentido común que la ley está hecha para servir al hombre y no al revés.

Esta forma de pensar de los fariseos deja al descubierto lo equivocado de sus criterios y pensamientos. Y pone de manifiesto sus malas intenciones egoístas. Manejan la ley para sus intereses y la cumplen según les convengan, pero someten a los demás a un riguroso cumplimiento. Pero, ¿no ocurre hoy lo mismo? 

Vemos que los mismos problemas que se le presentaron a Jesús siguen presentándose hoy. Y las respuestas de Jesús son validas también para la sociedad y el hombre de hoy. Todos los problemas planteados tienen respuestas y soluciones concretas a realizar, sólo que hace falta que el hombre se plante que la ley está al servicio de todos los hombres, sobre todo los más necesitados.

No se puede pensar en educación si antes no está el estomago de todos los pueblos lleno. Ni tampoco se puede llenar el estomago si antes no hay salud. Es entonces cuando se puede educar. Y esas deben ser las primeras medidas que deben elaborar los hombres y plasmarlas en leyes que las protejan. Detrás puede venir todas las demás necesidades que complementan a las primeras.

Y todo esto debe realizarce en un clima de libertad, justicia y convivencia fraterna, que nos exige desprendimiento, renuncias y caridad. Es ahí donde radica el problema. Imaginan un mundo  que se proponga vivir en esta verdad. ¿Realmente, pocos serían los problemas? 


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