viernes, 24 de octubre de 2014

LOS TIEMPOS QUE VIVIMOS

(Lc 12,54-59)

El otro día me preguntaba un amigo sobre el tiempo. En pleno otoño hace más calor que en el propio verano. La ropa de invierno se avergüenza de estar en las tiendas cuando afuera el verano salta con gozo y alegría. ¿Qué tiempos son estos?

Sin embargo, pensamos en ellos, nos preparamos y los analizamos para que no nos sorprendan. Atrasamos o adelantamos las temporadas y modificamos nuestros hábitos según cambien los tiempos. ¿Tan listos que somos ante los comportamientos de los tiempos que nos tocan vivir, y qué torpes somos para escrutar los tiempos en los que Dios ha querido que viviésemos?

¿Acaso no vemos y advertimos que sucede en nuestro mundo y en nuestra hora? ¿Acaso no observamos las desigualdades, las injusticias, la ideologías personales que los hombres se imponen unos a otros? ¿Acaso no vemos los asesinatos de niños indefensos vivos en el vientre de sus madres? ¿Qué es lo que vemos, solamente el tiempo y las tempestades? ¿O es que no sabemos discernir y distinguir el bien del mal?

No quedarán en el olvido, y sepamos claramente que todo lo que hagamos ahora, a pesar de ocultarlo con retoricas demagógicas y apariencias de verdad, será descubierto cuando llegue la hora y el momento: « ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

Pidamos al Espíritu Santo luz y voluntad para conducirnos por los caminos que Él nos señala y nos traza. Amén.

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