martes, 12 de agosto de 2014

INDEFENSOS COMO NIÑOS

(Mt 18,1-5.10.12-14)
 
Si miramos a los niños, descubrimos que son los seres más indefensos de la tierra. Están a merced de sus padres y son manipulados tal y como quieran los mayores. Son también las víctimas más indefensas, hasta tal punto que muchos, sin ni siquiera voz, son condenados a morir sin poder ver la luz del sol. No cabe duda que los niños son los más inocentes e indefensos del planeta.

Sin embargo, son los que demandan y originan más amor. Siendo tan pequeños son el centro de las familias y todo gira en torno a ellos. Jesús, conocedor de esta realidad, nos invita a ser como ellos: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos».

Ser como niños significa ser servidores, esclavos, obedientes, sencillos, débiles... Significa tener la actitud en la vida de los pequeños, la de los insignificantes, la de aquellos que esperan ser rescatados y salvados. Son los niños los que dependen de sus padres y lloran al menor peligro o sensación de sentirse desprotegidos. Sólo así buscaremos a nuestro Padre Dios para sentirnos protegido.

Descubrir que tenemos a un Padre que arriesga su vida hasta el punto de darla para rescatar a la oveja perdida, es descubrir que vale la pena, y mucho, sentirse hijo de ese Buen Padre. Amén. 


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