miércoles, 30 de julio de 2014

NO ESTÁ DELANTE DE NOSOTROS

(Mt 13,44-46)


Una cosa de tanto valor no está a la vista de todos. Se precisa buscarlo y perseverar en el esfuerzo hasta encontrarlo. Todo lo que tiene valor, cuesta conseguirlo. Y el Reino de Dios, el Tesoro más grande, necesitará el mayor esfuerzo de búsqueda para encontrarlo y conseguirlo.

Sin embargo, el Señor nos deja muchas pistas y nos descubre con su Palabra la ruta a seguir para encontrar ese maravilloso Tesoro que es el Reino de Dios. De momento lo deja impreso en nuestro corazón con letras de fuego. Todos sentimos un deseo irresistible de ser feliz, y de preservar esa felicidad eternamente. Y experimentamos que, cuando nos damos para hacer el bien común de forma gratuita y desinteresada, el corazón se nos llena de paz y de gozo. Es decir, sentimos felicidad.

Descubrimos, entonces, que dentro de nosotros mora el mayor Tesoro, porque es felicidad inmensa y eterna lo que nos promete precisamente el Reino de Dios. De forma que, cuando hacemos vida esa inclinación amorosa al bien que habita en nosotros, estamos haciendo presente y descubriendo el Reino de Dios. Y una vez descubierto y experimentado no abandonaremos nunca esa oportunidad hasta el extremo de dejar todo lo demás para cuidar exclusivamente ese Tesoro encontrado.

Danos la Gracia, Señor, de descubrir y valorar ese Tesoro que llevamos sellado en nuestro corazón para, experimentado, no abandonarlo ni perderlo jamás. Amén.

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