viernes, 20 de junio de 2014

LA LOCURA DEL CUERDO

Mt 6,19-23)

Suele ocurrir que llaman loco al que no va en la misma corriente de todos los locos. Una contradicción que la toman como buena y como cuerda. Porque la mayor locura que tiene el hombre es buscar tesoros caducos y atesorarlos. ¿Para qué sirve guardar lo que, por sí mismo, va a desaparecer? Es como guardar dinero para que se pudra escondido. ¿Es esto de persona cuerda o de locos?

Por propia experiencia sé que esto ocurre y te tachan de loco cuando insistes en la verdad de nuestra vida. Lo verdaderamente importante es trazar el rumbo de nuestro camino y descubrir la verdad del mismo. Todo lo demás, riquezas, bienes, poder, privilegios... son apariencias efímeras que pasan y desaparecen. Luego, conviene encender nuestra luz y ver donde se encuentra el verdadero tesoro.

Conviene despojar nuestro corazón de intenciones equivocadas, que son malas y erróneas, y aflorar, por la Gracia de Dios, las buenas, que nos inclina a guardar el tesoro imperecedero, donde no hay polillas ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. De nada vale ser algo feliz un rato e infeliz toda la vida. Ser prudente, y no loco, es la tendencia natural, la que todos buscamos y la correcta, porque es la que nos dará la felicidad eterna.

Por lo tanto, están locos los que buscan tesoros caducos y que son destruidos por la polilla y el herrumbre. Y cuerdos aquellos que buscan el Tesoro para el que han sido creados. Amén.

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