martes, 24 de junio de 2014

JUAN, NACIDO PARA DAR TESTIMONIO CON SU PROPIA MUERTE

(Lc 1,57-66.80)


El nacimiento de Juan marca el comienzo de la proclamación de la Buena Noticia. Juan dispone al pueblo a prepararse para la llegada del Señor. Anuncia la venida del Mesías y se prepara para, cumplida su misión, desaparecer y dar paso a Jesús. Es el anunciado precursor cantado por su padre Zacarías.

Juan responde a lo que de él se esperaba. Proclama y da testimonio hasta comprometer su vida por la Verdad. Anuncia la venida del Mesías prometido y esperado llamando a la conversión y denuncia todo actitud que contraviene la Voluntad de Dios. Juan es modelo de todo bautizado, pues por nuestro bautismo quedamos configurados en sacerdotes, profetas y reyes, y llamados a dar testimonio con nuestra vida de la Verdad en el Espíritu Santo que nos asiste y nos conforta.

Pidamos luz y valentía, en el Espíritu, para que, como Juan , seamos antorcha que proclame la presencia del Señor entre nosotros, que nos acompaña, nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre, y nos señala el Camino, la Verdad y la Vida.

Porque en el Bautismo quedamos sellados como pertenencia del Señor y en Él estamos revestido de su Espíritu para vencer las consecuencias del pecado que nos somete y esclaviza. Pidamos la fuerza de no desfallecer y de perseverar a través del desierto de nuestra vida.


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