viernes, 16 de mayo de 2014

¡QUE NADA NOS DESESPERE!

(Jn 14,1-6)


Vivimos en un mundo loco, atormentado, estresado, diabólico, corrompido, egoísta...etc., y, sumergidos en esta maraña de violencias y sin sentidos, somos víctimas condenadas a perdernos. Es la realidad que nos rodea. Hace unos días una política fue asesinada a sangre fría por alguien que se declaraba amargada y sometida a una inquina que no la dejaba vivir. Odios que nos arrastran a venganzas y muertes.

En todo este tumulto desesperado, Jesús nos llama a la calma: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.

¿Qué nos está preparando el Señor? ¡Es una dicha respirar confianza bañada de paz y amor! El Señor no promete venir a por nosotros y llevarnos a un lugar donde la paz, el gozo y el amor sea el aroma reinante de la convivencia. Es inimaginable imaginar, valga la redundancia, este lugar que el Señor nos prepara y nos promete.

Y no tengamos miedo de perdernos, porque Él es nuestro guía, pues nos dice: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí».

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