jueves, 29 de mayo de 2014

EL SEÑOR NO DEJA NADA SUELTO

(Jn 16,16-20)


Todo lo deja aclarado y bien atado. Para el Señor mil años son un segundo, y para nosotros, aunque la vida se nos hace algo larga, también se va más deprisa de lo que pensamos. El tiempo es más relativo que lo que parece y, psicológicamente 95 años, en el mejor de los casos, pasan a toda velocidad.

De cualquier manera, lo verdaderamente importante es que el Señor nos dice: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Yo me quedo con: «dentro de otro poco me volveréis a ver», porque eso es lo que importa. El mismo Jesús nos dice que lo volveremos a ver y eso es Palabra de Dios, y eso se cumple porque su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Me basta lo que el Señor dice y creo ciegamente en Él. No me hace falta oír nada más. Confío plenamente en el Señor porque, no sólo con sus Palabras me lo ha demostrado sino entregando su vida por mí y también aceptándome tal y como soy y perdonándome todos mis rechazos y pecados. Sé que me asaltarán dudas y me arrastrarán apetencias, comodidades, vanidades y placeres, pero, en, con y por su Espíritu lucharé con la fuerza de su Gracia y resistiré en su Nombre.

Esa es la fe, mi pobre fe que en Él quiero fortalecer y afirmar consciente de los sufrimientos, tristezas y penas que nos harán llorar y sufrir, pero que Él también nos ha descubierto para que no desesperemos, porque lo verdaderamente importante es que al final nuestras penas, sufrimientos y tristezas se convertirán en gozo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.