lunes, 10 de febrero de 2014

CONTACTO CON JESÚS

(Mc 6,53-56)

No cabe duda que pasamos inadvertida muchas cosas porque no nos paramos a reflexionar. ¿A quién no le ha ocurrido que después de pasar muchos años por una calle no se ha fijado en su nombre? Y basta que un día le pregunten para reparar en ese descuido o negligencia. Igual nos pasa con Jesús. Quizás no hayamos reparado que lo tenemos al alcance de la mano y que podemos entrar en contacto con Él cada día.

En aquellos tiempos, la gente acudía a su encuentro con la esperanza de tocarlo. Su simple contacto producía efectos insospechados y curaciones milagrosas. Su fama era tanta que acudían de todas partes con esa intención. Pues bien, hoy lo tenemos tan cerca que nos alimentamos con su Cuerpo y su Sangre y nuestro contacto puede ser a diario. Más sería imposible.

La pregunta que brota repentinamente es: ¿Acaso no tenemos fe que nuestro contacto con Él hace milagros? ¿Acaso no estamos convencidos que el Señor puede transformarnos y sanarnos en cualquier momento tengamos lo que tengamos? Yo digo que sí, y tengo mi propia experiencia, salvado de una muerte súbita en plena calle. Estoy vivo, quizás para testimoniarlo aquí un día como hoy después de diez años y ocho meses.

Se ha quedado (Eucaristía) para estar en permanente y constante contacto con nosotros. Aprovechemos su energía y su amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.