viernes, 17 de enero de 2014

ESCLAVITUD POR EL PECADO


(Mc 2,1-12)

Nos asombramos porque vemos caminar un paralítico pero ese asombro no mueve nuestro corazón a cambiar de vida, queda simplemente en asombro pasajero que se olvida con el ruido del mundo. ¿No nos pasa a nosotros también algo de eso? Oímos la Palabra, pero pronto muere dentro de nuestro corazón y escuchamos más la que proviene del mundo.

Me gustaría saber que fue de aquel paralítico y de otros muchos que fueron curados por Jesús. ¿Le habrán seguido durante toda su vida? Quiero pensar que sí, pero viendo la realidad de hoy me asalta la duda. Porque a nosotros nos ocurre igual: oímos su Palabra, muchos contemplamos milagros y otros los oímos de buena tinta, pero seguimos igual.

No esperes nada nuevo si tu vida hace siempre lo mismo. La fe hay que buscarla y pedirla, pero una fe activa, viva, encarnada en la vida y movida por el Espíritu Santo. Porque nosotros no sabemos ni qué hacer ni dónde ir. Es el Espíritu quien nos moverá, pero no lo hará sin contar con nuestro permiso. Y ese permiso necesitamos pedírselo al Señor para que nos empuje y nos fortalezca y podamos dar el paso de la fe.

Tampoco te preocupes, sólo tienes que abrirte y hacer el esfuerzo que Dios te pide, esa será tu fe, porque lo demás te lo irá dando el Espíritu Santo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.