viernes, 31 de enero de 2014

EL REINO DE DIOS

(Mc 4,26-34)
 
El Reino de Dios ha sido sembrado en nuestros corazones. Está impreso en nosotros y sin darnos cuenta crece en nuestro interior. Lo notamos en todas las cosas buenas que hay en el mundo. A veces, a pesar de darle la espalda a Dios, percibimos como en el mundo hay cierto equilibrio que impide el caos absoluto. Nos sorprendemos de, a pesar del pecado, que el mundo abogue por los derechos y la solidaridad. Y se ven muchas campañas solidarias y fraternas.

La semilla crece sin contar para nada con nosotros. Así en el campo la semilla crece noche y día a pesar que nosotros descansemos. Ella seguirá su camino hasta dar frutos. También el Reino de Dios será pequeño en su comienzo, pero se hará grande porque el hombre lo lleva dentro y no se resiste a compartirlo y darlo a conocer.
 
Es verdad que hay una lucha contra el pecado, pero cuando el hombre abre su corazón a la acción del Espíritu Santo, todo se vuelve bueno para el hombre y para su salvación. Y esa semilla la tienen todos los hombres plantadas en sus corazones, y buscan sembrarlas en el mundo con la justicia, la concordia, la solidaridad...sólo que muchos la ahogan y la destruyen por el pecado al apartarse del Señor.

Seamos buena tierra y dejemos que la obra de Dios, sembrada en nuestros corazones dé los frutos esperados.


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