lunes, 18 de marzo de 2013

LA AUTORIDAD, DE PALABRA Y VIDA

(Jn 8,12-20)


Jesús es acusado de querer dar testimonio de sí mismo. Nadie puede, pues no sirve, dar testimonio de sí mismo, pero Jesús viene avalado y enviado por el Padre. El Padre da testimonio de Él porque es su enviado y en el que tiene puesta su complacencia.

Jesús testimonia su procedencia del Padre, el enviado, con sus palabras y vida. Sus palabras y obras testimonian su filiación divina y alumbran al mundo. Toda pregunta tiene respuesta en Jesús. Su mensaje da sentido, ilumina y responde a todos los interrogantes que el hombre se plantea.

Nuestra vida, vivida en relaciones con los demás, en el trabajo, en las penas y enfermedades, en las envidias, la soberbia, en las alegrías, en la familia...etc., tiene sentido y respuestas en el Mensaje de Jesús que Él nos predica con su propia vida y sus obras. Todo en Él es camino, verdad y vida.

Miremos a Jesús ante las alternativas que este mundo nos propone para caminar. No se encuentran las soluciones en el mundo y los hombres. La única solución está en levantar nuestra mirada y fijarla en la de Jesús de Nazaret. Él es la Luz que alumbra al mundo, el único Camino, Verdad y Vida.

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