sábado, 2 de febrero de 2013

RENUÉVAME MI MIRADA, SEÑOR

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS5bemqXnpHaMvnNypOR7JS2rdA97Xc6ve12t-tFg6atDA8AmEIRv95mQ9M2EEfxstkOe2jeSm5qJnpJvZscjTGHudcwPLJsYNDaHtw42GeO67nwR29fQNjQmUha45D1AyxJcUmqs-TMGF/s1600/apresentacao_cristo.jpg
Lc 2,22-40

Porque necesito que cada día mis ojos se vuelvan limpios, ilusionados, inquietos y buscadores de tu nuevo Amor. No dejes que mi mirada se canse, se vuelva oscura y nublada y pueda perder tu Rostro y tu Imagen. Tenme siempre despierto y renovado para que tu presencia no escape a mi vista.

La vida se nos hace rutinaria y cansina. Llegamos incluso a cansarnos de tanto orar, celebrar y proclamar. Y hasta desfallecemos al comprobar que nuestras acciones no dan fruto sino todo lo contrario, dejan mucho que desear. Nos sentimos desfallecer y experimentamos el sentimiento de abandonar, de dejarnos llevar por la corriente del mundo. Esa fuerte corriente que arrastra y tienta duramente.

Es una gota de esperanza observar el pasaje del viejo Simeón, y admirar su fe y paciencia, su confianza y su vista, a pesar de su vejez, expectante y con mirada nueva. Dame, Señor, esa mirada como Simeón, que cada día sea un día nuevo lleno de esperanza, de novedades y de encendido amor primero y nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.