jueves, 24 de enero de 2013

TODOS ACUDIAN A ÉL

Evangelio San Marcos 3,7-12.


Jesús congrega y atrae a todos aquellos que buscan sanación. Pero Jesús no solo los cura de las enfermedades, sino que les perdona los pecados. Necesitamos con más urgencia sanar nuestra alma que nuestro cuerpo, pero no advertimos esa necesidad.

Incluso hoy, nos preocupamos mucho de los cuidados de nuestros cuerpos, y no advertimos la necesidad más urgente de cuidarnos de nuestra alma. Es ella la que importa, pues mientras nuestros cuerpo es caduco, nuestra alma está llamada a la eternidad.

Todos convergemos en Él, y aspiramos a esa unidad tal y cómo Él nos lo dice: «Que todos sean uno, para que el mundo crea» (Jn 17,21). ¿Son nuestras parroquias comunidades que sirven de ejemplos para aquellos alejados o ateos? ¿O va cada cuál a su antojo y capricho buscando lo que le interesa?

Los demás nos miran y observan nuestra manera de comportarnos, de celebrar y vivir esa fraternidad que proclamamos, y mientras no la vivamos en Jesús y con Jesús, no estaremos siendo testigos para el mundo que nos ve.


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