jueves, 27 de diciembre de 2012

NO PARECE ASOMBRARNOS

 Evangelio según San Juan 20,2-8. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del ...


porque ya lo hemos oído muchas veces. Quizás se nos ha hecho algo rutinario, y nos cuesta despertar y contemplar la fuerza y la grandiosidad del acontecimiento. Uno de los grandes peligros de esta época y cultura sea la capacidad de adaptarnos a toda noticia.

Con demasiada frecuencia, los adelantos de la técnica nos lo hacen posible, nos encontramos con noticias de todo tipo. Ya nuestra mente se ha adaptado que no despierta en nosotros ninguna capacidad de asombro. Oímos la cantidad de niños que son asesinados en el vientre de sus madres en estado embrionario, pero activos seres humanos que avanza su primera etapa en sus vidas, y no nos asombramos nada.

Es más, continuamos tarareando la canción y dando el último bocado al bocadillo de turno de nuestro placentero desayuno. Y nos hablan ahora del hambre que pasan centenares de millones de niños, y nos quedamos igual. A lo sumo damos un suspiro, pero aceptamos que eso es casi normal o sucede en la vida.

Y de la misma manera, celebramos y damos la noticia que Jesús Vive, que su tumba fue encontrada vacía por María Magdalena, y que luego Pedro y otro discípulo lo comprobaron personalmente, y nos quedamos impasible y como una página más del calendario, en este caso, litúrgico.

Sin embargo, es el fundamento de nuestra fe. El pilar donde nos apoyamos con consistencia y de donde nadie nos puede remover. Estamos salvados porque Jesús Vive, y si vive está con nosotros, pues eso nos lo prometió: "Estaré con ustedes hasta el final del mundo". Y todo en Él se ha cumplido: "Está Vivo". 

Por eso creo, porque me fio de su Palabra y me lo refuerza el testimonio de aquellas mujeres, Pedro y el otro discípulo. Yo como ellos he escuchado y creo, y porque en mi vida también lo experimento.

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