viernes, 28 de septiembre de 2012

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS, SEÑOR...

 Evangelio (Lc 9,18-22) ·

porque solo en Ti está la absoluta Verdad, el verdadero Camino y la única y eterna Vida. Esa es la respuesta que arde dentro de nuestro corazón, pero no sale limpia ni purificada, pues nos asaltan las dudas, las dificultades y los apegos que nuestra naturaleza humana contaminada sufre.

El camino se nos hace duro, confuso y cuesta arriba. Nuestro corazón no está limpio y contaminado por las cosas de este mundo se ve impedido para ver. Miramos más al mundo que a Jesús, y todas nuestras reflexiones arrancan de los criterios que el mundo nos ofrece. 

Por eso, las opiniones que vienen de los hombres que están en el mundo nos merecen mucho interés, y según ellas, así también pensamos nosotros. De modo que nos movemos al ritmo de lo que digan otros, o al menos nos importa mucho lo que digan y piensen. Experimentamos que no somos libres para pensar y decidir por nosotros mismos.

Por eso, a la pregunta de qué pensamos de Jesús, nos quedamos impávidos y mudos. No respondemos por nosotros sino por lo que dicen unos u otros de los que están en el mundo. Sólo Pedro responde movido por el Espíritu Santo. Y es que es necesario estar en el mundo, pues en él vivimos y en él nos salvaremos, pero el hecho de estar no significa que pensemos como él. 

Necesitamos liberarnos de sus criterios y acoger los criterios de Dios, criterios que nos enseña Jesús, su Hijo, con su Palabra y con su vida. Y así debemos experimentarlos nosotros, con nuestra palabra y nuestra vida. A pesar de nuestra pobreza, de nuestros fallos, de nuestros fracasos. 

Líbranos Señor de todos nuestros apegos y pasiones de este mundo. Líbranos de poner nuestro corazón en las cosas de este mundo, no sólo bienes sino también deseos, ambiciones, hábitos, apegos, ideas, costumbres, comodidades, preocupaciones...etc. Y libre de toda esclavitud servirte en verdad y justicia. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.