viernes, 27 de julio de 2012

¿ESTÁ MI TIERRA CULTIVADA?

 - Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 18-23

 porque dependerá de mí el que mi propia tierra esté disponible y abierta a dejarse cultivar. Porque mi Padre Dios me ha nombrado administrador de mi propia finca y me ha dejado la responsabilidad de prepararla y disponerla para que el sembrador la riegue con la buena semilla de su Gracia.

No dará buenos frutos, los que espera el Sembrador, si mi tierra no se deja sembrar y cultivar atraída por el ruido y las luces del mundo que le roban el buen abono y la buena disposición hasta dejarla estéril. 

Ni tampoco si me abro a su siembra pero pronto abandono antes las primeras sequías o los primeros vientos que me azotan y amenazan. Mis raíces, poco profundas, no sostienen mi fe ni mi esperanza, y mi confianza se debilita y mi tierra se cierra y se hace estéril.

También mi puede ocurrir que mi escucha es atenta y disponible, pero pronto los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y vuelve a la esterilidad. 

Sólo me queda un camino, el camino de escuchar la Palabra y no dejarla escapar. Mezclarla con la arena, piedras y estiércol de mi vida para amasado todo en la Gracia de la lluvia de mi Padre Dios, dar los frutos esperados y apetecidos según la Voluntad del Padre.

Pidamos al Dios, Bueno y Padre, que nos de las fuerzas necesarias para ser capaz de morir a nuestros malos frutos (pecados) y seamos cultivado en la nueva vida para renacer y dar los frutos esperados por el Padre. Amén.



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