miércoles, 30 de mayo de 2012

POR DÓNDE SUBIMOS NOSOTROS

El alimento que nos sostiene y...

Porque toda subida implica sudor y trabajo, ya que el subir supone ir hacia arriba, cuesta arriba y las subidas son duras y fatigosas. En el argot del ciclismo se les consideran las etapas reinas. Y en nuestra vida cotidiana, subir siempre significa esfuerzo y trabajo.

Jesús sube a Jerusalén donde sabe que le van a condenar a muerte, donde se va a mofar de Él, le escupirán, le azotarán y terminarán por matarle. Pero también adelanta su Resurrección.

A toda Resurrección le precede martirio y sufrimiento. Se necesita morir para resucitar. No existe Domingo de Pascua sin Viernes Santo. La muerte precede a la vida, pero al final quien triunfa es la Vida. La Vida que antes ha bajado a entregarse, a servir, a ser esclavo de los demás. 

Cada día representa una subida en nuestra vida. Hoy tengo la impresión que la mía no la he subido bien. Siempre me falta fuerzas, necesito un avituallamiento para fortalecerme y seguir la lucha. La Eucaristía es ese empujón que cada día me ayuda a, por lo menos, darme cuenta que he fallado de nuevo.

Y el sacramento del perdón es el respiro que hincha mis pulmones de nuevo para seguir la marcha, para seguir subiendo, a pesar de saber que llegará el momento de la cruz, de compartir la muerte como Jesús, pero también seguro de resucitar en Él.

Gracias Dios mío por esa esperanza. Gracias, Señor por tu presencia, por tus Palabras, por tu amor, y gracias Espíritu por tu compañía, por tus consejos, por tus ánimos, por tus señales, por tu dirección. Así, ahora, me es más fácil mi propia subida. Presiento y experimento que contigo la alcanzaré. Amén.

1 comentario:

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