sábado, 4 de febrero de 2012

NO HAY LUGAR PARA EL DESCANSO

Marcos 6, 30-34

La misión es ardua y dura, no hay tiempo para el descanso. Cuando has terminado con una tarea, empieza otra, quizás más intensa y fatigosa. No hay tiempo para la tregua en darte en amor y generosidad. Lo experimentamos los que nos comprometemos en tareas apostólicas, que empiezan en la familia.

En la medida que uno se va comprometiendo, el tiempo se  le hace insuficiente. Hace unos momentos exclamaba que el no hay tiempo para nada, pues todavía no había hecho esta reflexión y me esperan otras responsabilidades, entre ellas, la Eucaristía de la una y quince horas.

Todos los blogueros experimentamos que nos cuesta estar cada día al pie del cañón y aparecer con nuestros mensajes, reflexiones, artículos, comentarios, leerlos todos... No hay tiempo, necesitamos días de 48 horas, y dormir cuatro nada más. Pero nuestro cuerpo no está preparado para tales menesteres, necesita descanso y dormir buena parte de las horas que componen el día.

Pero, en el ESPÍRITU, podemos hacer más de lo que podemos y nos parece. Es el caso de los apóstoles, cansados y asediados por la gente, sólo en JESÚS podemos alcanzar el descanso, las fuerzas y la motivación para encarar, cada día, la misión a la que hemos sido llamados.

Pidamos al ESPÍRITU SANTO que nos llene de su fuerza, sabiduría, consejo y fortaleza para continuar con nuestra misión, tal es la de vivir, vivenciar y transparentar la obra de la Gracia del ESPÍRITU que actúa en nosotros. 

Pero, pidamos sobre todo corresponder a la gratitud del amor recibido transformando nuestro obrar en obras de amor por el amor recibido.


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