lunes, 20 de febrero de 2012

EL PODER ESTÁ EN LA ORACIÓN

Marcos 9:14-29. Cuando llegó a donde estaban...

Lo tenemos en nuestro mundo, porque él no podrá entrar en el Cielo. Pero sí está aquí, este de abajo es su reino, y se mueve a sus anchas. ¡Mucho cuidado!, porque anda metido en nuestros asuntos, nos incita a que subamos y tengamos más poder, más riquezas, más de todo.

Muchas cosas que sentimos están sugeridas por él. Hablo de Satanás como habrán supuesto. Está entre nosotros, y tiene poder para violentarnos, hacernos suficientes y creernos que solos podemos ser felices y tan grandes como Dios. Eso ya sucedió en nuestros primeros padres, y todavía sucede con muchos de nosotros. ¡Mucho cuidado!

No pensemos que nuestras fuerzas están en nosotros, en nuestros testimonios, en nuestros actos y nuestras voluntades. ¡Mucho cuidado!, podemos hacer muchas cosas, que están muy bien, pero no por esto es lo mejor ni lo que convence. Solo el sabernos humildemente hijos de Dios y recurrir a nuestro Padre es, independiente de todo lo bueno y necesario que hagamos, lo que moverá voluntades y expulsará demonios.

Y ese sentirnos humilde e hijos de Dios se llama oración. Porque cuando te sientes pequeño y necesitado, tu mirada se levanta hacia el Cielo e implora ayuda. Es sencillamente lo que le ocurrió a ese padre con su hijo. Necesitaba ayuda para sanarle y expulsara ese demonio que le hacía la vida imposible.

Cuantas veces con nuestras fuerzas, con nuestros testimonios, con nuestros trabajos y ganas de ayudar nos afanamos en hacer el bien, pero no lo logramos. A veces hasta lo fastidiamos más. Perdemos de vista que todo depende de Él y que solo en Él sabremos vencer.

Simplemente, así de sencillo porque solo Él sabe lo que conviene y lo que nos es necesario. Nosotros, necios e ignorantes, pedimos sin saber que es lo mejor y lo que conviene. Por eso, lo mejor es la oración, sin excluir por eso ponernos manos a la obra, pero siempre desde la oración humilde y confiada. En Él encontraremos la respuesta a lo que deseamos y pedimos.

Pongamos siempre todas nuestras acciones y testimonios en manos del Espíritu Santo, y sin desesperar confiemos nuestro poder en Él. Si permanecemos en Él todo se hará, no como nosotros queramos, sino como Él lo quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.