jueves, 1 de diciembre de 2011

DOS COSAS DIFERENTES

Mt 7,21.24-27

Discernir y clarificar los criterios es algo de verdadera importancia, diría fundamental. Porque partiendo del buen y bien significado del concepto, podemos llegar a la buena aplicación del mismo. Desde esta perspectiva, una cosa es rezar y otra, muy diferente, vivir lo rezado. Si una se aplica y la otra no, nada estamos haciendo. Sí, nos engañamos fariseaícamente.

Porque la consecuencia del alimento es el desarrollo y crecimiento. Crecimiento en estatura y conocimiento. La consecuencia de la amistad con DIOS será el crecer en Gracia, sabiduría y santidad. Es decir, ser mejor que ayer, y menos que mañana.

Por lo tanto, no basta con decir perdonar, si luego no perdonas. No basta con decir amar, si luego no estás disponibles y te entregas al servicio del otro. No se trata de practicar y formalizar unas normas o conductas, sino de vivir un estilo de vida cuyo centro de gravedad es el amor.

Apoyar estas practicas de piedad en la apariencia del cumplimiento de normas no es sino fundamentar tu fe sobre un cimiento frágil y arenoso, que a la menor tempestad se hunde y desaparece. Conjugar la vida y el alimento espiritual que fortalece esa vida es lo coherente y normal. Lo primero huele a fariseo, lo segundo se llama ser cristiano.

Necesario será potenciar la amistad (Piedad) con el SEÑOR para que nuestro templo físico y espiritual (Cuerpo) esté vigorizado y alimentado en el combate que cada día sostenemos en el mundo en que vivimos. Dependerá de nuestro ejercicio y preparación el poder rechazar las tentaciones, los apegos, las apetencias y deseos que nos provocan romper esa confianza que nos une al SEÑOR y a sus mandatos.

Porque confiar en ÉL es depositar en ÉL toda nuestra confianza en seguir sus indicaciones y consejos, que nos transmite a través del ESPÍRITU SANTO. Sabemos que muchas veces no los entendemos, pero si, y eso es confiar, sabemos que es lo mejor para nosotros. Y ahí entra en juego el permanecer fuertemente agarrado a ÉL y no separarnos. Por eso necesitamos las visitas, los rezos y oraciones, para que no se nos desfigure el camino de nuestra meta.

Te pedimos, SEÑOR, que sepamos siempre encontrar el
camino, para no perdernos, y mantener siempre
la confianza firme como roca en TI.

Recuérdanos la figura de tu Madre, modelo de obediencia, 
de humildad y perseverancia. Ella siempre fue
ejemplo de confianza para todos los
que la rodeaban, y roca que
les ayudó a no perder
la confianza
en TI. Amén.