miércoles, 21 de diciembre de 2011

LOS SENTIMIENTOS NO LOS DOMINAMOS

el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena...

Porque no sentimos lo que queremos, sino aquello que nuestro cuerpo humano nos transmite. Sí, es verdad, con nuestra voluntad podemos reconducir nuestros sentimientos y tratar de rechazarlos o aceptarlos según sean buenos o malos, pero no podemos elegirlos.

Por eso, los sentimientos de gozar en el SEÑOR, y sentirnos llenos de su Gracia sólo son obra del SEÑOR. Es el SEÑOR quien nos llena de su Gracia y nos hace sentir su presencia, la dicha de su gozo y alabanza. María fue llena de Gracia, porque la Mirada de DIOS la encontró humilde y sencilla, y siendo su esclava, le preguntó si lo aceptaba, y ella se confesó como el SEÑOR esperaba: "La esclava del SEÑOR".

¡Qué grandeza y misterio! Esa es la Navidad, la espera en la esperanza de que el SEÑOR se digne, por nuestra humildad y sencillez, a nacer en nuestros corazones. No en vano nos ha dejado perplejos y asombrados, ÉL, siendo el SEÑOR, se ha hecho niño pobre, sencillo y humilde. ¡Alabado y glorificado sea el SEÑOR!

El gozo de una madre al saberse en estado de buena esperanza sale de lo más profundo de su corazón. Es un sentimiento natural e imposible de dejar de sentir, pero más gozoso será el saberse enriquecidas sus entrañas por la Gracia de DIOS. Esa experiencia exulta y llena de un gozo y alegría inigualable.

Dos madres que con sus gritos de felicitación, bendiciones y hasta improvisados cantos no pueden disimular ni esconder el incontenible gozo de ser madres por la Gracia de DIOS. Son dos respuestas a la Voluntad de DIOS entregadas con un "SÍ" confiado y fortalecido en ÉL. 

Nada produce más júbilo y gozo que, de la Mano del SEÑOR, dar cumplimiento a su Palabra, a pesar del recorrido incierto, fatigoso, duro y martirial. Es el misterio del gozo, pero que, aún siendo misterio, se experimenta desde lo más profundo de nuestro corazón.

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