sábado, 10 de diciembre de 2011

LA CRUZ, SIN CRISTO, ES INSOPORTABLE

(Mt 17,10-13): Bajando Jesús del monte con...

No hay vida sin cruz, pero hay cruces sin CRISTO, que son insoportables. Los hombres que se quedan con y en este mundo no reconocen a los hombres de DIOS, están muy cegados por las ambiciones y tesoros mundanos para pararse y reconocer a quienes preparan su camino.

¡Muchas luces que encandilan, que deslumbran, que reflejan felicidad y alegrías inmediatas! Sin esperas, directas a ser sentidas, percibidas y gozadas, pero con etiquetas de caducidad, que vencidas desembocan en la destrucción, en el vacío y son arrojadas a la basura. Felicidad de apariencias y apoyada en arenas movedizas, que se hunden y desaparecen.

Sólo hay ojos y oídos para ver lo inmediato, lo placentero, lo que triunfa y dar poder y gozo. Todo lo que no sea eso pasa indiferente. No gusta renunciar a nada apetecible, y menos sacrificarse. La exigencia están para ser aprovechadas en beneficio propio, para nuestra propia ambición y avaricia. Nada en favor de los demás.
El camino es camino para nosotros, para nuestros proyectos y ambiciones. Una oposición que puede convertirse, incluso, en lucha y rechazo de nuestro Padre del Cielo.

Necesitamos descubrir el intenso amor que guía los designios de Dios hacia nosotros y, si somos consecuentes con la fe y la moral que Jesús nos revela, no han de extrañarnos los malos tratos, las difamaciones y las persecuciones. Ya que estar en el buen camino no nos evita las dificultades de la vida y Él, a pesar del sufrimiento, nos enseña a continuar.

Sabemos que la Cruz nos crucifica, pero al mismo
tiempo descubrimos que escondido en esa
crucifixión se esconde el gozo
que buscamos.

Danos, SEÑOR, la fortaleza de dejarnos crucificar,
en la otra cara de la Cruz, para que junto
a TI encontremos el Camino que nos
conduce a la verdadera
felicidad. Amén.

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