viernes, 4 de noviembre de 2011

LA VERDAD PREVALECE

Lucas 16,1-8

No quiere el SEÑOR llevarnos a la confusión y a la mentira. Sólo nos pone en advertencia que hay que moverse e, inquietos, discernir con verdadera preocupación donde está el verdadero tesoro de nuestra vida. Porque se trata de encontrar nuestro mayor anhelo y deseo.

Y no es otro que prolongar nuestra vida. Tanto quisiéramos hacerlo que soñamos con ser eternos y vivir para siempre rodeado de paz y verdadera felicidad. Por eso, nuestra mayor preocupación debe ser esa, salvarnos para siempre.

Sin embargo, no parece que esa sea nuestra principal preocupación. Andamos interesados en otras cosas, que pensamos nos van a dar la felicidad y el descanso. En cierta ocasión, ante la invitación a conocer mejor a JESÚS, alguien me respondió que no podía porque había conocido a una persona y ella no quería conocer al SEÑOR. Por lo tanto, rechazaba acercarse más a JESÚS en beneficio de estar con esa persona.

También me pasó algo parecido con un joven. Prefirió hacer un viaje que le habían ofrecido gratuito antes que pasar unos día en amistad y conocimiento de JESÚS. Son opciones en las que demostramos lo que ocupa nuestro corazón. Y luego confesamos que creemos en JESÚS y que ocupa un lugar importante en mi vida. Al parecer no es muy importante ese lugar, porque a la primera de cambio lo vendemos por poca cosa.

Debemos ser más astutos y discernir donde están realmente nuestros intereses verdaderos, porque lo que aquí abajo se nos presenta no dura mucho tiempo, ni tampoco llena de forma plena. Sólo que no experimentamos la presencia del SEÑOR, ni amamos como ÉL nos enseña, y de esa forma no tenemos vivencia de lo que significa caminar acompañado de JESÚS.

Esa fue la lección que nos da el administrador injusto, no la mentira ni el engaño, ¡no, eso no!, pero si la preocupación y la acción astuta de buscar soluciones para salvargualdar sus intereses. Le preocupaba quedarse sin trabajo, ¿de qué voy a vivir?, se preguntaba. Y pueso en juego todos sus talentos y astucias.

¿Hacemos nosotros lo mismo con respecto a salvar nuestra vida, el don más preciado que tenemos? Esa es la pregunta donde la Palabra de hoy nos quiere llevar. El preocuparnos por lo verdaderamente importante, y no por las cosas vanas y caducas que no nos solucionan nada.

Despierta nuestra vista y nuestro entendimiento, SEÑOR,
y haz que veamos con claridad donde está
nuestro verdadero tesoro. Porque
dependiendo de descubrilo
sabremos que camino
tomar. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.