domingo, 23 de octubre de 2011

TODO CONSISTE EN AMAR

Mt 22,34-40

No hay más preceptos, porque todos, completamente todos, están contenidos en el amor. La esencia de la vida es el amor, y sin amor no hay vida plena que desvele todo el sentido gozoso que en ella se encierra. 

JESÚS nos pregunta: ¿Quieres ser feliz y eterno? Ama a mi PADRE sobre todas las cosas, y al prójimo como yo te voy a enseñar a amarlo. Y el Camino está señalado. Esta es la lección que en la noche de Pascua, la Santa Cena, JESÚS nos da y nos transmite. Sólo en el servicio desde la humildad seremos capaces de amar y amar.

Porque el amor no es un sentimiento, es un criterio que está por encima de nuestros apegos, nuestros intereses, nuestros egoísmos. Para amar no hay que esperar a sentir, sino entender que eso es lo justo, lo que debemos hacer, lo que nuestra conciencia nos descubre. 

Lo que decía Pablo: "Hago lo que no quiero hacer, pero no hago lo que entiendo que debo hacer". Ese entender hacer lo que debo es simplemente amar. Salir de ti mismo, para meterte en el otro, no por intereses o egoísmos, que a veces ocurre con más frecuencia que lo que pensamos, sino por amor.

Esta es la razón que descubre la necesidad de nuestras oraciones, nuestras Eucaristías, nuestros sacrificios, nuestras renuncias, nuestro permanecer e ir injertado en JESÚS. Sin ÉL no podremos llegar a convertirnos en amor, porque es ÉL el Amor supremo. Pero sólo amando le alcanzaremos.

De nada me vale tu amistad, SEÑOR, si no
soy capaz de darme y entregarme a
los demás, tal y como TÚ lo
has hecho conmigo. Amén

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